Bueno aquí estoy sentado ante usted señor oficial, para declarar mis crímenes.
Sucede que yo nací en una familia donde; las drogas, alcohol, pobreza, miseria, desamor, era lo que mas abundaba en mi hogar así como la interminable hambre que siempre hacía chillar mis tripas.
Desde muy chico comencé a robar por las mismas necesidades y más porque mi padre me obligaba, con 6 hermanos teníamos que aprender a sobrevivir a esta cruel sociedad mientras mi madre estaba todos los días drogada en ligar de protegernos.
Comencé a robar juguetes de mis vecinos, fruta en los mercados, más grande me metí al menudeo de las drogas donde me empezó a ir bastante bien, comencé a gastarlo en mujeres y más vicios, obviamente quería más.
Con un grupo de amigos me uní para robar casas solas en zonas bastante “fresas”, robar autopartes, todo iba saliendo muy bien. Después de un tiempo compré un arma que me salió muy cara, la pedí única para mí y la bauticé con unos brujos.
Estando drogado y solo por querer joder, me fui con un “compa” asaltar un micro donde a esas horas llegaban los “Godinez” con su respectiva quincena.
Nos fue fácil abordarlo, no era la primera vez que lo hacíamos.
Pero ésta vez fue diferente. Mientras sostenía mi arma y a todos les quitaba sus pertenencias vi hasta el final del micro una mujer que no me dejaba de ver con esos ojos vacíos que es una de las cosas que no puedo quitar de mi mente (y me atormenta).
Conforme más me acercaba veía sus ojos más intensos
Su cabello negro y escurrido cubriendo lo largo de su cara, una cara inexpresiva, su piel blanca ( hasta ahorita siento los escalofríos). Fue la primera vez que sentí miedo pero con la droga me dio mas la adrenalina de llegar hasta ella, le pedí sus pertenencias y sin temor me dijo que “no” aún teniendo el arma apuntando en su cabeza.
Se lo volví a repetir y nuevamente me dijo que “no”.
A lo que sin pensar dispare justo en su frente y haga de cuenta señor oficial que el tiempo pasó en cámara lenta, el impacto de la bala hizo que su cabeza se hiciera hacia atrás alborotando mucho su cabello, enserio vi la sangre botar y en ese instante miré hacia atrás para ver a mi compañero y él estaba tirado como convulsionándose extrañamente y hasta ahora no entiendo la razón.
Sentí un frió espectral en todo mi cuerpo
Mi arma se calentó tanto que quemó mi mano, inmediatamente haga de cuenta que la cabeza de aquella mujer se regresó a la misma forma que tenía antes de dispararle y ahí comenzó todo.
Mientras veía que le escurría la sangre a y atrás había parte de su cerebro, ella tenía los ojos más grandes y más temerosos, su cabeza estaba casi destruida y aún seguía con vida, no lo podía creer y sé que usted tampoco por esa expresión en su rostro, piensa que estoy loco por tanta droga. Pero no, fue todo real, lo juro por mi santa madre que en paz descanse.
Salí como pude y corriendo como nunca lo había echo en mi vida, de reojo vi que ella mujer con dificultades se levantaba para ir por mi . Llegué a mi casa y me metí a bañar, saliendo me metí dos líneas y tequila para olvidar lo que en mi mente no quería irse.
Con música algo fuerte y ya mareado, alguien tocó mi puerta, quise ignorar pero la necedad de seguir tocando hicieron que me levantara y miré por la “mirilla”.
¡ Era ella!, señor oficial, ¡créame por favor!
Por debajo de mi puerta comenzó a entrar su sangre y ella tenía la cabeza ladeada y haga de cuenta que sabía que la estaba viendo, me hice hacia atrás con mucho miedo y me salí por la ventana, corrí lo más lejos que pude y sin querer mirar atrás.
Esa noche me quedé debajo de un puente con unos indigentes y ahí me cayó la madrugada pero desafortunadamente a lo lejos y entre las sombras vi que estaba ahí parada llegando por mí, arrastraba los pies y sus brazos estaban caídos y escuchaba como eco la fuente de sangre que salia de su cabeza.
Desde unos 5 metros se detuvo y me miró como queriendo entrar por mis ojos, los cerré y volví a correr, casi me atropellan pero no dejaba de correr, escuchaba sus pasos en mi cabeza y su mirada siguiéndome.
Es por eso que decidí llegar aquí y espero no pueda entrar, declaro todos mis crímenes aparte de éste pero por favor no dejen que se me acerque.
…
Muchas gracias por meterme al manicomio al menos sé que ella no vendrá. Espero poder dormir, me siento tranquilo. Un momento:
¿Cómo llegaste aquí? ¿Quién eres? ¡Ayuda! ¡Ella está aquí! ¡No, no me toques! ¡No me mires! ¡ Alguien ayuda! ¡No! ¡Me duele ayúdenme!
-Pobre hombre de plano si esta “reloco” no hay nadie y esta gritando como desesperado, lo bueno es que está amarrado y no podrá hacerse daño.
Fin.
Geniales tus historias, me gustan mucho, me gusta escribir mis anécdotas, pero no me atrevo a compartirlas con conocidos, pues son mis infidelidades, me gusta mucho como escribes, de verdad, el tono que le imprimes de naturalidad y misterio, saludos
Hola que tal
Muchas gracias 😉
Vaya que genialidad de historia, y realmente me dejaste pasmado, basta pensar que alguien en ese estado de intoxicacion por drogas pueda generar su cerebro, por eso es estar alerta y sobrio, para no pasar por ese tipo de episodios y tener una mente sana!!, gracias yezidy, cada dia me maravillas con historias.
Muchas gracias José 😉
Al leer nuevamente está gran historia Yezidy, me planteó algunos escenarios, quién o que representaba ese mujer tan intimidante para amendrentar a un hombre forjando por la inexistencia del miedo?… Acaso era la justicia?, El cargo de conciencia?… Podrían ser ambos, somos humanos y en ocasiones nuestros actos u errores nos persiguen o atemorizan el resto de nuestras vidas… Un textos fantástico. Gracias por este espacio. Saludos
O, ¿En verdad existía?…
Creo nunca lo sabremos con exactitud…
Grandes Saludos Oigres :*